Después de los 40, este hábito cotidiano merece una segunda mirada

Una bebida burbujeante, refrescante y presente en todo tipo de momentos cotidianos: frente a una película, en reuniones familiares o simplemente al comer afuera. El consumo de soda (gaseosa) es tan común que rara vez nos detenemos a pensar en sus efectos reales. Sin embargo, detrás de su sabor dulce y su aparente inocencia, se esconde una amenaza silenciosa, especialmente para la salud ósea.

El enemigo oculto: el ácido fosfórico

Uno de los ingredientes más preocupantes en las sodas a base de cola es el ácido fosfórico. Este aditivo, utilizado para dar sabor y conservar el producto, interfiere directamente con la absorción del calcio, un mineral esencial para la fortaleza de los huesos.

El calcio no solo es vital durante la infancia y adolescencia, sino que se vuelve aún más importante con el paso de los años. A partir de los 40, la masa ósea comienza a disminuir de forma natural, y es cuando más necesitamos proteger nuestros huesos.

La evidencia científica que no se puede ignorar

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