Aunque las sodas sin azúcar pueden parecer una alternativa más saludable, no están exentas de riesgos. Muchos de sus aditivos pueden afectar la microbiota intestinal, alterar la percepción del sabor dulce o incluso tener efectos negativos sobre el metabolismo óseo si contienen fosfatos.
Una decisión que marca la diferencia
Reducir o eliminar el consumo de sodas puede parecer un sacrificio, pero es una inversión en salud a largo plazo. Existen alternativas más saludables y naturales que pueden satisfacer las ganas de algo fresco sin dañar el organismo: aguas saborizadas con frutas naturales, infusiones frías o jugos caseros sin azúcar añadida.
Resumen:
Aunque el consumo ocasional de soda puede no representar un gran peligro, su consumo habitual, especialmente en personas mayores de 40 años, puede tener consecuencias importantes en la salud ósea y general. El ácido fosfórico y otros aditivos reducen la absorción de calcio, favoreciendo la pérdida de densidad ósea y aumentando el riesgo de osteoporosis. La clave está en la moderación y en elegir opciones más saludables cuando sea posible.
Importante: Este artículo tiene fines informativos y no reemplaza la consulta médica. Si tenés dudas sobre tu salud ósea, tu alimentación o el consumo de bebidas con aditivos, consultá siempre con un médico o nutricionista. Cada organismo es distinto y solo un profesional puede brindarte una orientación adecuada.