Duerme sin el móvil en la cama, mira el cielo por las mañanas, toma vino: lo recomienda un neurocirujano

Contrario a las recomendaciones que demonizan todo tipo de alcohol, Alekseev sugiere que una copa de vino tinto, disfrutada con calma y en compañía, puede tener efectos positivos en la salud emocional y cardiovascular.

La clave, dice, no está en el alcohol en sí, sino en la forma en que se consume. Una copa de vino al final del día, mientras se comparte una charla o se contempla una puesta de sol, actúa como un ritual de pausa y gratitud.

Consejo práctico: Si no tenés contraindicaciones médicas, permítete una copa de vino ocasionalmente, con atención plena, disfrutando del momento y del entorno.

Estos tres consejos, tan simples como profundos, invitan a reconectar con lo esencial: el descanso real, la luz natural y los pequeños placeres compartidos. ¡En tiempos donde todo corre, detenerse puede ser el verdadero camino hacia una vida más larga y significativa!

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