No esperes resultados mágicos. Es un truco de mantenimiento, no una limpieza profunda.
Usada correctamente, la sal puede ser una gran aliada. Pero si se aplica mal, no hará efecto o puede dejar residuos.
Consejo extra: úsala también en otros desagües
El inodoro no es el único lugar donde la sal puede ayudar. También sirve en otras partes del baño (y hasta en la cocina).
Lavamanos: Si drena lento o huele mal, echa ¼ de taza de sal y después agua caliente. Hazlo una vez por semana.
Ducha o tina: Donde se acumula cabello y jabón, la sal ayuda a mantener todo más limpio y con mejor olor.
Fregadero de cocina: Después de lavar platos con grasa, la sal con agua caliente puede prevenir olores y atascos.
No reemplaza una limpieza profunda, pero sí es un buen truco para prevenir problemas. Y si lo combinas con bicarbonato de sodio (en momentos separados), es aún más efectivo.
Baño moderno con diseño minimalista, con inodoro blanco, estante tipo escalera y cesta de mimbre.
Preguntas frecuentes
¿Puedo usar sal de mesa común?
Sí. La sal gruesa es mejor porque se disuelve más lento y tiene efecto exfoliante, pero cualquier sal sirve.
¿Hay que hacerlo todos los días?
No. Con una vez por semana basta. Si lo haces más seguido, no pasa nada (excepto en sistemas sépticos delicados).
¿Reemplaza al limpiador de inodoros?
No del todo. Es un complemento para mantener el inodoro fresco entre limpiezas profundas.
¿Puede dañar las tuberías?
No. En pequeñas cantidades y con buen enjuague, la sal no representa ningún riesgo para la plomería.