Wang solo tenía tres años de educación formal. Pero en lugar de quedarse callado, decidió estudiar derecho. Con un viejo diccionario y libros de derecho prestados a cambio de sacos de maíz, comenzó a copiar textos a mano, comparando artículos y comprendiendo cada detalle.
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Durante 16 años, entre plantaciones y noches en vela, se convirtió en un autodidacta en derecho agrario y ambiental.
De lo individual a lo colectivo
Su lucha pronto dejó de ser meramente personal. Wang comenzó a movilizar a sus vecinos, enseñándoles sobre sus derechos. Todo el pueblo se transformó en una pequeña comunidad comprometida contra la contaminación.
En 2007, su historia llamó la atención del Centro de Asistencia Legal para Víctimas de la Contaminación, que aportó abogados a la causa. El caso finalmente llegó a los tribunales en 2015.
David contra Goliat, una versión moderna
Por un lado, un pueblo pobre. Por el otro, una corporación multinacional multimillonaria. Por otro lado, una corporación multimillonaria. Contra todo pronóstico, Wang salió victorioso en primera instancia.