El tribunal ordenó a Qihua pagar el equivalente a R$110.000 en concepto de daños y perjuicios. La empresa apeló, pero la comunidad no se rindió. En palabras del propio Wang:
“Aunque perdamos, seguiremos luchando”.
⚡ Dato curioso: Wang incluso usó el suelo de su casa como pizarra improvisada para anotar los puntos legales que no quería olvidar.
Más que una victoria legal
La historia de Wang es mucho más que una demanda. Es un poderoso recordatorio: incluso las voces más humildes pueden mover a los gigantes.
En un país donde los desafíos ambientales crecen año tras año, su lucha se ha convertido en un símbolo de resistencia y valentía: un ejemplo de que la perseverancia puede transformar incluso las batallas más desiguales.
¿Y si, al final, todo lo que se necesita para cambiar el mundo es un poco de valentía, amor por la tierra… y 16 años de paciencia?