Para obtener los máximos beneficios, se recomienda consumir el ajo crudo o ligeramente triturado, ya que la alicina se libera al romper la estructura del diente de ajo. Algunas formas de incorporarlo en la dieta incluyen:
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Añadir ajo fresco picado a ensaladas, sopas o guisos.
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Preparar una infusión con ajo y limón para fortalecer el sistema inmunológico.
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Consumir un diente de ajo al día, preferiblemente en ayunas, para aprovechar sus propiedades antibacterianas.
 
Nota: Aunque el ajo es un remedio natural seguro, las personas con problemas de coagulación o que toman medicamentos anticoagulantes deben consultar a un médico antes de consumirlo en exceso.
Conclusión
El ajo no es solo un ingrediente culinario; es un antibiótico natural capaz de combatir diversas bacterias y proteger nuestra salud de manera eficaz. Incluirlo en nuestra dieta diaria puede ayudarnos a prevenir infecciones, mejorar la inmunidad y mantener el bienestar general. No subestimes el poder de este pequeño diente: la naturaleza nos ofrece herramientas increíbles para cuidarnos.