El cáncer de estómago: señales de alarma, causas, diagnóstico

Estos síntomas se describen en guías clínicas y fuentes especializadas; si aparecen y no ceden, la evaluación por un profesional es recomendable.

Factores de riesgo y causas: lo que incrementa la probabilidad

El cáncer gástrico no tiene una única causa, sino que resulta de la interacción entre factores ambientales, infecciosos, dietéticos, genéticos y condiciones preexistentes. Entre los factores más relevantes se encuentran:

  • Infección por Helicobacter pylori: es uno de los principales factores de riesgo para el cáncer gástrico no-cardial (la mayor parte de los casos), asociado a gastritis crónica y atrofia. La detección y erradicación de H. pylori reduce el riesgo.
  • Dieta: consumo frecuente de alimentos salados, ahumados o conservados con sal, comidas muy procesadas y bajo consumo de frutas y verduras frescas están asociados a mayor riesgo.
  • Tabaquismo: fumar aumenta la probabilidad de cáncer gástrico.
  • Antecedentes familiares y síndromes genéticos: la historia familiar de cáncer gástrico y ciertos síndromes hereditarios (p. ej. síndrome de Lynch o CDH1 mutado) elevan el riesgo.
  • Gastritis atrófica crónica y metaplasia intestinal: lesiones precancerosas que requieren vigilancia.
  • Edad y sexo: es más frecuente en personas mayores y en varones en muchas regiones.

Las guías y revisiones epidemiológicas destacan la importancia de H. pylori y de los factores dietéticos como determinantes poblacionales.

¿Cuáles son las pruebas para diagnosticarlo?

Cuando hay sospecha clínica, el diagnóstico se confirma con procedimientos que incluyen:

  • Endoscopia digestiva alta (gastroscopia): permite visualizar la mucosa gástrica y tomar biopsias de lesiones sospechosas —es la prueba clave para el diagnóstico histológico.
  • Biopsia: el análisis microscópico del tejido determina el tipo celular (p. ej. adenocarcinoma) y características importantes para planificar el tratamiento.
  • Pruebas de imagen: tomografía computarizada (TC) del abdomen y tórax para estadificar la extensión y buscar metástasis; en algunos casos PET-CT.
  • Pruebas de sangre: para detectar anemia, marcadores tumorales en algunos contextos y evaluar función orgánica antes de tratamientos.

Las guías oncológicas insisten en la evaluación multidisciplinaria para determinar el estadio y la mejor estrategia terapéutica.

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