El enigma de Tom y Eileen Lonergan: la pareja de buceadores

Ese día realizaron dos inmersiones sin incidentes y luego se prepararon para una tercera. Testigos recordaron haberlos visto explorando una almeja gigante en el fondo marino, poco antes de que se separaran del grupo. Fue la última vez que alguien los vio con vida.

El problema comenzó durante el recuento de pasajeros a bordo. Debido a un error en el conteo, en el que se incluyó dos veces a turistas que se habían lanzado al agua de forma tardía, la tripulación dio por hecho que los 26 pasajeros estaban a bordo. Así, el barco regresó a puerto sin notar la ausencia de Tom y Eileen.

Durante esa tarde y noche, varias señales de alerta fueron ignoradas. Sus bolsas de buceo permanecieron en el barco, junto con equipo personal que no había sido reclamado. El conductor encargado de trasladar a los turistas al hotel advirtió que faltaban dos pasajeros, pero recibió la instrucción de continuar con su ruta. Al día siguiente, el barco volvió a salir con otro grupo de buceadores, sin que nadie sospechara lo ocurrido.

No fue sino hasta dos días después, cuando se revisaron las pertenencias olvidadas a bordo, que el capitán comprendió que había un problema grave y dio aviso a las autoridades. Inmediatamente se desplegó una operación de búsqueda a gran escala que incluyó helicópteros, aviones y equipos de rescate marítimo. Sin embargo, tras días de rastreo en una vasta área del mar del Coral, no hubo rastro de los Lonergan.

Con el tiempo aparecieron algunos objetos personales en la superficie y en la costa de Queensland, como chalecos salvavidas, aletas y trajes de neopreno identificados como suyos. Estos hallazgos reforzaron la teoría de que se trataba de un accidente en alta mar, aunque nunca se pudo reconstruir con exactitud lo sucedido.

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