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Remojar en leche o limón
Antes de cocinar, deja el hígado en leche o en agua con jugo de limón durante 30 a 60 minutos. Esto suaviza la textura y reduce el olor. -
Lavar con agua fría
Después del remojo, enjuágalo bien para retirar restos de sangre y líquidos que concentran el olor. -
Cortar en filetes delgados
Los filetes delgados se cocinan más rápido y quedan más tiernos. -
Evitar la sobrecocción
Cocinar el hígado demasiado tiempo lo vuelve seco y duro. Lo ideal es sellarlo por unos pocos minutos hasta que esté en su punto. -
Agregar condimentos y hierbas
Ajo, cebolla, perejil, comino u orégano ayudan a equilibrar y mejorar el sabor. -
Combinarlo con verduras
Saltear el hígado con cebolla, pimientos o tomate suaviza aún más su gusto y aporta frescura.
Conclusión
El hígado puede ser un alimento delicioso y nutritivo si se prepara con cuidado. Remojarlo, enjuagarlo y cocinarlo en su punto justo son pasos clave para reducir el olor, mejorar la textura y disfrutar de un platillo lleno de sabor.