“¿Y si a mí no me funciona igual?”
Es completamente normal dudar.
Cada cuerpo reacciona de manera distinta.
Algunas personas sienten calma inmediata.
Otras perciben alivio ocular.
Y algunas simplemente disfrutan el aroma y el momento.
Lo importante es escucharte a ti mismo.
Ahora te compartiré dos historias reales que reflejan lo que muchos sienten.
Dos casos reales que muestran su impacto cotidiano
Caso 1: Carmen, 56 años
Trabaja todo el día frente a pantallas.
Sus ojos llegan tensos y su respiración se vuelve corta.
Comenzó a tomar té de poleo por recomendación de su hermana.
Dice que ahora sus noches “se sienten más suaves”.
Caso 2: Don Emilio, 67 años
Pasa parte del día en el jardín y termina con el cuerpo cansado.
Su esposa le prepara una taza por la tarde.
Él afirma que descansa mejor y siente la cabeza más despejada.
Y claro, también importa cuándo tomarlo.
Momentos ideales para disfrutarlo
Después del trabajo
Antes de dormir
Durante una tarde pesada
Cuando sientes los ojos tensos
En días fríos para calentar el cuerpo
En días calurosos para respirar mejor
Ahora veamos cómo integrarlo a tu rutina sin complicarte.
Cómo volver el té de poleo un ritual sencillo
Puedes tener un ramito fresco siempre en la cocina.
Prepararlo toma menos de cinco minutos.
No requiere azúcar ni ingredientes extra.
Y lo más importante: crea un momento para ti.