Usa manteca de cerdo para una masa más tradicional y crujiente, o mantequilla para un sabor más suave y textura más tierna.
Amasa bien hasta que la masa sea homogénea y elástica, pero sin pasarte para que no quede dura.
Deja reposar la masa en frío para que se relaje el gluten y sea más manejable al estirar.
Cocina bien el relleno para que no quede líquido y la empanada no se humedezca por dentro.
Distribuye el relleno con margen en los bordes para evitar que se salga al hornear.
Pincela con huevo batido para conseguir un acabado dorado y brillante.
Haz cortes en la superficie para que el vapor salga y la masa no se humedezca ni se rompa.
Deja reposar unos minutos al sacarla del horno para que se asiente el relleno y sea más fácil de cortar.
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🔄 Variantes para darle un toque distinto
Añade aceitunas picadas, pasas o piñones al relleno para un sabor más complejo y contrastes de textura.
Sustituye la carne por atún, pollo o incluso una mezcla de verduras para una versión diferente.
Incorpora especias como orégano, tomillo o pimienta cayena para darle más personalidad al relleno.
Cambia la manteca o mantequilla por aceite de oliva para una opción más ligera y menos grasosa.
Haz una versión dulce rellenando con manzana, canela y azúcar para un postre delicioso.