e. Las infecciones avanzadas. El sistema digestivo está colapsado. Pero había algo que aún no se había roto: su voluntad. Así que lucharon. Día tras día. Hora tras hora. Y él respondió. No con fuerza. Con pequeños gestos. Un movimiento de cola. Un suspiro. Una mirada que ya no preguntaba “¿por qué?”, sino “¿puedo quedarme?”
Không có mô tả ảnh.
Hoy, ese perro ya no está encerrado. Ya no come cucarachas. Ya no tiembla en la oscuridad. Está en un refugio cálido, rodeado de personas que lo llaman por su nombre. Camina despacio, pero con dignidad. Su cuerpo aún lleva las marcas del abandono. Pero su alma, poco a poco, vuelve a confiar.
Porque alguien decidió que su vida sí valía la pena.
Y eso, para él, lo cambió todo.