Las prácticas de relajación —como la respiración profunda, la meditación o los pasatiempos— reducen las hormonas que interfieren con el metabolismo hepático.
La esteatosis hepática no alcohólica puede parecer leve, pero tiene consecuencias progresivas.
Afortunadamente, el hígado tiene una notable capacidad de regeneración: al adoptar una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y controlar el peso, se crean las condiciones para que el órgano se recupere.
De esta manera, se evita que la enfermedad avance a etapas graves y se garantiza energía duradera para todo el cuerpo.