– Separar las claras de las yemas.
Separar las yemas de las claras. Reserva las claras a temperatura ambiente para que monten mejor.
-Prepara la base.
En un bol, mezcla las yemas con el yogur griego y la ralladura de limón.
Añade la harina tamizada y la maicena y mezcla con unas varillas hasta obtener una crema suave y homogénea.
-Bate las claras.
En otro bol, mezcla las claras con el zumo de limón.
Comienza a batirlas con una batidora eléctrica y, en cuanto empiecen a espumar, añade gradualmente el eritritol (en tres tandas).
Debes obtener un merengue brillante, firme, pero no demasiado seco.
-Incorpora las mezclas.
Añade las claras batidas a la mezcla de yemas, poco a poco, con movimientos envolventes de abajo hacia arriba usando una espátula.
¡Este paso es esencial para conseguir el efecto “nube”!
-Hornea.
Vierte la masa en un molde de 16 cm forrado con papel de horno. Coloca el molde dentro de un recipiente ligeramente más grande y luego dentro de una bandeja para hornear con un poco de agua: esto creará vapor, lo que hará que el pastel quede increíblemente suave.
Hornea de la siguiente manera:
110 °C (230 °F) durante 50 minutos, luego
170 °C (330 °F) durante otros 10 minutos.
Apaga el horno y deja el pastel dentro durante otros 10 minutos, sin abrir la puerta.
– Deja enfriar y sirve.
Deja que se enfríe por completo y luego refrigera durante al menos una hora.
Al momento de servir, espolvorea con azúcar glas.
Es irresistible frío: ligero, cremoso y aromático.
Conservación
Consérvalo en el refrigerador hasta por 2 días, bien tapado o en un recipiente hermético.