Con el paso de los años, el cuerpo cambia: aparecen dolores articulares, menos energía y esa inflamación persistente que nunca desaparece del todo.
Aquí entra otro de los grandes beneficios del romero: su efecto antiinflamatorio natural.
Está lleno de antioxidantes que combaten los radicales libres, sustancias que en exceso aceleran el envejecimiento celular.
¿El resultado?
Menos inflamaciones crónicas y una ayuda extra en la prevención de enfermedades como la artritis, problemas cardíacos e incluso trastornos cognitivos.
Y lo mejor de todo: es algo completamente natural, que puede incorporarse fácilmente en el día a día, sin necesidad de medicamentos fuertes.
3. Inmunidad más fuerte y cuerpo más resistente
Con la edad, el sistema inmunológico se debilita.
Los resfriados duran más, las infecciones aparecen con mayor frecuencia y la recuperación es más lenta.
El romero tiene propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas, lo que ayuda a reforzar las defensas del cuerpo de forma suave pero eficaz.
Además, contiene pequeñas cantidades de minerales y vitaminas que favorecen el metabolismo y la producción de energía.
En resumen: es un impulso natural que tu cuerpo agradecerá.