Riego: Riégala de manera moderada. Deja que la tierra se seque entre riegos. El exceso de agua puede ser perjudicial.
Temperatura: Mantén la Clivia en un ambiente con temperaturas moderadas, entre 15°C y 24°C.
Fertilización: Aliméntala con un fertilizante equilibrado durante la temporada de crecimiento, generalmente en primavera y verano.
Replantación: La Clivia no necesita ser replantada con frecuencia. Solo replántala cuando las raíces llenen completamente su maceta y comiencen a sobresalir.
En resumen, la Clivia es más que una planta ornamental; es un símbolo de belleza, buena suerte y bienestar en el hogar.
Al cultivar y cuidar una Clivia en tu espacio, no solo estarás decorando con estilo, sino que también estarás invitando a la naturaleza a ser parte de tu vida cotidiana, creando un ambiente propicio para la armonía y la prosperidad.