Los bosques ofrecen un entorno multisensorial que promueve la relajación profunda. La combinación del aire fresco, los sonidos naturales como el canto de los pájaros o el crujido de las hojas, y la luz filtrada por los árboles contribuyen a reducir la hiperactividad del sistema nervioso simpático (el que se activa en situaciones de peligro o estrés).
Además, en países como Japón se ha promovido desde hace décadas la práctica del “shinrin-yoku” o baño de bosque, una terapia natural que consiste en caminar lenta y conscientemente entre árboles, respirando profundamente y observando el entorno. Estudios japoneses han encontrado que esta práctica no solo reduce el estrés, sino que también refuerza el sistema inmune, mejora la concentración y disminuye la presión arterial.
🧠 Efectos comprobados en el sistema nervioso