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Cocción segura: Siempre cociná el pollo hasta alcanzar una temperatura interna de 75 °C. Esto elimina cualquier bacteria peligrosa.
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Conservación: Guardá el pollo crudo en un recipiente cerrado y separado de otros alimentos. No lo dejes fuera de la heladera más de dos horas.
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Evitar la contaminación cruzada: Usá tablas y cuchillos diferentes para el pollo crudo y los alimentos listos para consumir.
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Mejores cortes: Si querés una opción magra y saludable, elegí pechuga sin piel, que es baja en grasa y rica en proteína.
Alternativas si querés evitar ciertos cortes
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Pollo sin piel ni vísceras: Elegí partes magras como la pechuga, el muslo deshuesado o el filete de contramuslo.
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Sustitutos vegetales: Si estás reduciendo el consumo de carne, existen opciones a base de soja, legumbres o proteínas vegetales que imitan la textura del pollo y son más livianas.