Este elefantito apenas nació… su mamá lo pisó. Sí, lo pisó. Los cuidadores pensaron que fue un accidente. Lo curaron, lo alimentaron, y quisieron reunirlos otra vez. Pero cuando lo acercaron, la madre lo atacó de nuevo.
Tuvieron que separarlos. Y el pequeño Zhuangzhuang… lloró. Cinco horas seguidas. Cinco horas que partieron el alma a todo el refugio.
No entendía nada. Solo quería el abrazo que no llegó.
Hasta que apareció alguien. Un cuidador que se quedó con él, lo acarició, lo alimentó, y poco a poco… el llanto se fue apagando.