2. Done sangre o solicite una flebotomía si su nivel de hierro es demasiado alto: si su cuerpo retiene más hierro del que puede manejar de manera segura, esto aumenta su riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, resistencia a la insulina y daño oxidativo en sus órganos, incluyendo el cerebro. ¿Cuál es una de las soluciones más efectivas?
Donar sangre de dos a cuatro veces al año. Hacer esto extrae el hierro almacenado y reduce sus niveles de forma gradual. Si donar no es una opción debido a su historial de salud, solicite una flebotomía terapéutica para obtener el mismo resultado.
3. Equilibre su consumo de cobre para favorecer un metabolismo saludable del hierro: reducir el nivel de hierro es solo una parte. Si su nivel de cobre es bajo, lo cual es común, su cuerpo no puede regular el hierro de forma adecuada. El cobre y el hierro trabajan juntos. El hierro se acumula en lugares donde no debería estar cuando hay una deficiencia de cobre. Considere tomar suplementos con 3 a 4 miligramos de bisglicinato de cobre a diario si su consumo es bajo.
También puede considerar los alimentos ricos en cobre, como el polen de abeja, el hígado de res de animales alimentados con pastura y las cerezas acerola (las cerezas acerola tienen un contenido muy elevado de vitamina C, que contiene la enzima tirosinasa rica en cobre). Considere el retinol, ya que este nutriente, el cual está presente en el hígado de res y las vísceras, ayuda al cuerpo a absorber y utilizar el cobre de manera efectiva.
4. Obtenga calcio de los alimentos para ayudar a mantener el hierro bajo control: el consumo adecuado de calcio reduce el riesgo de sobrecarga de hierro de forma natural. Cuando el nivel de calcio es bajo, el cuerpo produce más hormona paratiroidea, lo que aumenta el almacenamiento de hierro. Esto crea un ciclo de retroalimentación que empeora la inflamación del cerebro con el tiempo.
Concéntrese en obtener calcio de fuentes de alimentos enteros, como productos lácteos sin pasteurizar de animales alimentados con pastura, yemas de huevo de gallinas camperas y cáscaras de huevo en polvo. Evite los suplementos de calcio sintéticos a menos que los necesite, ya que no ofrecen los mismos cofactores para la absorción.
5. Elimine los aceites vegetales y consuma más alimentos ricos en antioxidantes: el hierro es muy peligroso cuando reacciona con grasas inestables, como las grasas poliinsaturadas en los aceites vegetales. Le recomiendo dejar de utilizar los aceites de canola, soya, maíz, girasol, cártamo y otros aceites vegetales. Estos aceites se descomponen en el cuerpo y promueven el estrés oxidativo.
Reemplácelos con grasas estables como ghee, aceite de coco, sebo y mantequilla de animales alimentados con pastura. También refuerce sus defensas antioxidantes y consuma ajo, cebolla y huevos de gallinas camperas. Estos alimentos le dan a su cuerpo los componentes básicos para producir glutatión, el principal sistema de defensa de su cerebro contra el daño que provoca el hierro.
También puede agregar hidrógeno molecular a su rutina cotidiana. El hidrógeno activa el sistema de curación del cuerpo al activar el glutatión, lo cual es muy importante cuando una enfermedad crónica y el estrés oxidativo han desactivado esos sistemas. Ya sea a través de agua rica en hidrógeno o tabletas, este enfoque ayuda a reactivar los sistemas de defensa del cerebro.