Desde entonces, su historia ha dado la vuelta al mundo. Kirsty afirma que no teme más a la muerte y que lo que vivió fue una prueba de que hay algo más allá. Convencida de que su experiencia tiene un propósito, se dedica hoy a acompañar a personas que sufren ansiedad y busca transmitir un mensaje de esperanza y fortaleza.
Para los especialistas que la atendieron, su caso sigue siendo un fenómeno médico difícil de explicar. Aunque muchos dudan de este tipo de testimonios, lo cierto es que cada vez son más frecuentes los relatos de personas que aseguran haber vivido experiencias extraordinarias en los minutos en los que su cuerpo estaba clínicamente sin vida.
Lo que vivió Kirsty, más allá de las creencias personales, es un recordatorio del poder de la resiliencia humana y del misterio que aún envuelve a los límites entre la vida y la muerte.