Focaccia sin harina, lista en 20 minutos: crujiente por fuera y elástica por dentro, con menos calorías que la pizza (me sacia durante horas sin hacerme engordar).

– Da forma a la masa
En una sartén antiadherente, calienta agua hirviendo con una pizca de sal. Vierte poco a poco la harina de avena y remueve con una espátula hasta que la mezcla quede suave, densa y ligeramente pegajosa.

– Deja enfriar
Transfiere la masa a un bol y amásala con una cuchara de madera para que se enfríe y adquiera una consistencia más suave.

– Extiende la focaccia
Forra una bandeja rectangular para hornear con papel vegetal. Extiende la masa en una capa uniforme con una espátula o con las manos ligeramente humedecidas.

– Añade los ingredientes
Espolvorea la superficie con ajo en polvo, mozzarella rallada y un buen puñado de queso parmesano. Si quieres darle un toque aún más especial, puedes añadir orégano o un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

– Corta y hornea
Antes de hornear, corta la focaccia en cuadrados con un cortador de pizza: así será más fácil dividirla una vez horneada. Hornea en un horno precalentado a 200 °C (400 °F) durante unos 20 minutos, hasta que la superficie esté dorada y el queso derretido.

Conservación y consejos
Esta focaccia de avena se disfruta mejor tibia, pero se puede guardar en el refrigerador hasta por 2 días en un recipiente hermético. Puedes recalentarla en el horno o en una freidora de aire para que recupere su textura crujiente. Si quieres una versión aún más ligera, puedes sustituir la mozzarella por ricotta o requesón.

Una receta rápida, saludable y deliciosa que encantará a toda la familia. Crujiente por fuera y cremosa por dentro: ¡esta focaccia de avena y queso se convertirá en tu nuevo postre favorito!

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