Si hay algo que nunca pasa de moda, son unas buenas galletas de chocolate suaves. Esponjosas por dentro, ligeramente crujientes por fuera, cargadas de chispas derretidas y con ese aroma irresistible que llena la casa al hornearlas.
Estas galletas son el equilibrio perfecto entre lo casero, lo indulgente y lo práctico. No necesitas ser un experto en repostería para lograrlas con éxito, y su textura te sorprenderá desde el primer bocado. Son ideales para toda ocasión: desde una merienda improvisada hasta un regalo dulce hecho con amor.
Prepara un vaso de leche fría o una taza de café, porque después de leer esta receta… ¡vas a querer encender el horno de inmediato!
¿Por qué te encantará esta receta?
Tienen una textura increíble: crujientes por fuera, suaves por dentro.
Están cargadas de chocolate por todas partes.
Son muy fáciles y rápidas de hacer, sin complicaciones.
Gustan a chicos y grandes, y son perfectas para compartir o regalar.