Aplasta con un tenedor y mezcla bien hasta obtener una masa homogénea y cremosa.
2. Forma la masa
Agrega la mitad de la harina tamizada junto con la levadura.
Mezcla bien hasta integrar.
Añade poco a poco el resto de la harina hasta conseguir una masa firme y maleable que no se pegue a las manos.
(Si el requesón está muy húmedo, puede que necesites un poco más de harina).
3. Estira la masa
Divide la masa en dos partes iguales.
Forma un cilindro con cada una y estíralo con el rodillo hasta obtener un rectángulo fino de unos 2–3 mm de grosor.
Recorta los bordes para que queden rectos.
4. Relleno y enrollado
Espolvorea 1½ cucharadas de azúcar sobre cada rectángulo, distribuyéndola por toda la superficie.
Añade una capa de coco rallado encima.
Enrolla la masa con cuidado formando un cilindro compacto.
Repite el proceso con la otra mitad de la masa.
5. Corta y hornea
Corta los cilindros en pequeñas piezas de unos 5–6 cm de largo.
Colócalas en una bandeja cubierta con papel de hornear o un tapete de silicona, dejando espacio entre ellas.
Hornea en el horno precalentado a 180 °C durante 20 minutos, hasta que aumenten de tamaño y se doren ligeramente por encima.
6. Enfriar y servir
Deja enfriar las galletas sobre una rejilla y espolvorea con azúcar glas antes de servir.
