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Luz solar: el geranio ama el sol. Colócalo en un lugar donde reciba al menos 5-6 horas de luz solar directa al día.
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Poda ligera: retira flores marchitas y ramas débiles con frecuencia. Esto estimula nuevos brotes y mejora la apariencia general.
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Evita el exceso de agua: riega solo cuando el sustrato esté seco en los primeros centímetros. Un riego excesivo puede pudrir las raíces.
Con estos cuidados simples y efectivos, hasta el geranio más viejo puede transformarse en una planta radiante. Dale a tu planta lo que necesita y verás cómo vuelve a florecer con fuerza, trayendo color y alegría a tu hogar o jardín.