La explosión del reactor desató una crisis ecológica de gran magnitud, dando lugar a una extensa zona de exclusión alrededor de la central, que se convirtió en un trágico símbolo de los errores humanos y de los peligros tecnológicos fuera de control.
Miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, mientras que numerosas localidades quedaron desiertas, envueltas en el silencio de una naturaleza contaminada.