Una dieta saludable influye directamente en el equilibrio hormonal y en la energía vital.
Incluye alimentos como:
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Frutas y verduras frescas.
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Proteínas magras (pollo, pescado, legumbres).
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Grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, frutos secos).
Evita el exceso de azúcar, cafeína y ultraprocesados, que pueden alterar las hormonas y el estado de ánimo.
Practicar una alimentación consciente —comer despacio, sin distracciones, y escuchando las señales del cuerpo— fortalece la conexión con uno mismo y mejora la imagen corporal.