Ingredientes

Una receta básica que siempre sale bien y que cualquiera puede preparar en casa.

Ingredientes
4 huevos

200 g de azúcar

200 g de harina leudante

1 cucharadita de esencia de vainilla

50 ml de leche

50 ml de aceite neutro

Preparación
Batir los huevos junto con el azúcar hasta que la mezcla esté bien espumosa y de un color claro. Este paso es clave para lograr un bizcochuelo aireado.

Agregar la esencia de vainilla, la leche y el aceite, batiendo suavemente hasta integrar todos los líquidos.

Incorporar la harina leudante tamizada poco a poco, mezclando con movimientos envolventes para no perder aire.

Verter la preparación en un molde previamente enmantecado y enharinado.

Llevar al horno precalentado a 180 °C durante aproximadamente 35 a 40 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro salga limpio.

Retirar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla antes de desmoldar.

Consejos:
Aireado perfecto: para que el bizcochuelo quede realmente esponjoso, es fundamental batir los huevos y el azúcar al menos 8 a 10 minutos. Cuanto más aire atrapen en esta etapa, mejor será el resultado final.

Harina tamizada: tamizar la harina no es un paso opcional; evita grumos y ayuda a que la mezcla sea más ligera. Incluso podés tamizarla dos veces para lograr una textura más fina.

Temperatura del horno: no abras el horno en los primeros 20 minutos de cocción, porque el bizcochuelo puede bajarse y quedar apelmazado. Siempre es mejor vigilarlo desde afuera hasta que se acerque el tiempo indicado.

Moldes adecuados: usá un molde de tamaño correcto para la cantidad de mezcla. Si es demasiado grande, el bizcochuelo quedará bajo; si es muy pequeño, puede rebalsar.

Variedad de sabores: además de la vainilla, podés experimentar con ralladura de limón, naranja o incluso una cucharada de cacao en polvo para obtener un bizcochuelo diferente cada vez.

Decoración y rellenos: si querés transformarlo en una torta, cortalo al medio y rellenalo con dulce de leche, crema chantilly, mermelada o ganache. Una cobertura de azúcar impalpable también lo hace lucir más apetitoso.

Conservación: guardalo en un recipiente hermético para que no pierda humedad. Si lo querés preparar con anticipación, podés envolverlo en film y congelarlo hasta por un mes. Solo necesitás descongelarlo a temperatura ambiente para que recupere su suavidad.

Acompañamientos: este bizcochuelo es ideal tanto para meriendas como para desayunos. Va perfecto con café, té o chocolatada, y si lo servís con frutas frescas se convierte en un postre ligero y delicioso.

Con estos consejos, no solo vas a lograr un bizcochuelo fácil y rápido, sino también uno esponjoso, alto y versátil, que podés adaptar a cualquier ocasión y gusto.

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