100 ml de agua lavandina – La lavandina actúa como agente blanqueador y desinfectante, añadiendo propiedades antimicrobianas al jabón final. Su inclusión garantiza que el producto resultante no solo limpie sino que también higienice las superficies tratadas, siendo especialmente útil para la limpieza de baños y cocinas.
100 ml de vinagre de alcohol – El vinagre de alcohol es un potente desengrasante natural y agente quelante que ayuda a eliminar residuos de jabón y depósitos minerales. Su acidez natural contribuye a la disolución de manchas calcáreas y aporta brillo a las superficies limpias, siendo especialmente efectivo contra la grasa acumulada.
2 cucharadas de bicarbonato de sodio – El bicarbonato de sodio funciona como abrasivo suave y neutralizador de olores. Sus propiedades alcalinas complementan perfectamente la acidez del vinagre, creando una reacción que potencia las capacidades limpiadoras del jabón mientras proporciona acción deodorante.
2 cucharadas de sal – La sal común actúa como agente endurecedor del jabón y ayuda a acelerar el proceso de saponificación. También contribuye a la preservación natural del producto y añade propiedades exfoliantes suaves que mejoran la capacidad de limpieza en superficies texturizadas.
4 cucharadas de jabón en polvo – El jabón en polvo comercial actúa como catalizador del proceso y aporta agentes tensioactivos adicionales que mejoran la capacidad espumante y limpiadora del producto final. Su inclusión acelera la formación de la emulsión y estabiliza la mezcla durante el curado.
500 ml de agua (para disolver la sosa) – El agua destilada o filtrada es esencial para disolver correctamente la sosa cáustica y facilitar la reacción de saponificación. La calidad del agua influye directamente en la claridad y pureza del jabón final, por lo que se recomienda utilizar agua libre de minerales y cloro.
320 g de sosa cáustica en escamas (96-99%) – La sosa cáustica es el agente saponificante fundamental que transforma los aceites en jabón mediante la reacción química de saponificación. Su pureza debe ser alta para garantizar resultados consistentes y seguros. Es el ingrediente que requiere mayor precaución durante el manejo.