Cuando interviene la policía, la investigación confirma lo que nadie se atrevía a esperar: la joven encontrada es Kayla, que ahora tiene quince años. La adolescente, que pasó parte de su vida escondida, finalmente podrá reencontrarse con su padre. Para él, es el fin de una pesadilla que comenzó seis años antes y el comienzo de una nueva etapa, hecha de reencuentro, pero también de reconstrucción.
Este final feliz, poco común en este tipo de drama familiar, resalta un aspecto fascinante de nuestros tiempos: el impacto de una simple visualización en Netflix, junto con la amable atención de un extraño, puede cambiar el destino de una familia entera.
Una fuerte señal sobre el papel de los medios de comunicación y la vigilancia colectiva