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Realizá la limpieza de la goma al menos una vez al mes para evitar que la suciedad se acumule.
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Secá siempre la goma después de cada limpieza, ya que la humedad favorece la formación de moho.
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Si notás que la goma está dañada o pierde su elasticidad, considerá reemplazarla para mantener el buen funcionamiento del refrigerador.
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Usá cepillos pequeños o herramientas caseras como tarjetas envueltas en papel para acceder a las partes más difíciles.
La goma del refrigerador es clave para el rendimiento y la higiene del electrodoméstico. Con una limpieza regular y el método adecuado, podés prolongar su vida útil, evitar malos olores y asegurar que tu refrigerador funcione de manera eficiente.