La impactante historia de la segunda mexicana en Miss Universo marcada por una tragedia familiar

La vida de Ana Bertha Lepe, una de las primeras figuras mexicanas en destacar en los concursos internacionales de belleza, quedó dividida entre el brillo del espectáculo y un episodio que marcó para siempre su carrera y su historia personal. Aunque su nombre ascendió rápidamente en el mundo del cine y los certámenes, una tragedia familiar terminó por convertirse en uno de los sucesos más comentados de la época: la muerte de su prometido a manos de su propio padre. Con el paso del tiempo, aquel suceso sigue siendo uno de los capítulos más dolorosos dentro del espectáculo nacional.

 

En 1953, México daba sus primeros pasos en las competencias de belleza de talla mundial. Fue en ese contexto cuando una joven jalisciense de carisma y presencia internacional logró posicionarse como la segunda mexicana en participar en Miss Universo. Con apenas unos años de experiencia en el medio, Ana Bertha Lepe irrumpió en la escena internacional y conquistó una posición histórica: el cuarto lugar, destacando entre 25 naciones participantes. Su presencia significó un logro sin precedentes para el país, consolidando por primera vez a México entre las cinco finalistas.

Ese triunfo no solo alimentó el entusiasmo nacional por el certamen, sino que abrió para Lepe una puerta definitiva hacia el mundo artístico. A su regreso, comenzó a recibir ofertas para integrarse al cine nacional y a los espectáculos de cabaret, dos ámbitos que vivían un momento de enorme popularidad. Su carrera avanzaba con fuerza, compartiendo escenario con grandes figuras del entretenimiento. Su rostro comenzó a aparecer en portadas, revistas y anuncios, convirtiéndola en una de las mujeres más reconocidas del momento.

En lo personal, Ana Bertha vivía una etapa especialmente luminosa. Estaba comprometida con Agustín de Anda, hijo del reconocido productor Raúl de Anda, y la pareja se había convertido en una de las más mediáticas del espectáculo mexicano. Ambos jóvenes gozaban de carreras prometedoras y planeaban una boda que tenía emocionado al público y a la prensa.

 

Sin embargo, el rumbo de su vida cambió de forma irreversible el 20 de mayo de 1960. Aquella noche, frente al cabaret donde la actriz presentaba su espectáculo, ocurrió un altercado inesperado. Su padre, Guillermo Lepe, sostuvo una discusión con Agustín de Anda. Lo que comenzó como un intercambio verbal se transformó en un episodio que marcaría para siempre a la familia y al país. En un momento de tensión, Guillermo accionó un arma y disparó dos veces contra el joven actor, provocando su muerte poco después.

La noticia conmocionó al público mexicano. No solo se trataba de la pérdida de un actor en ascenso, sino de la revelación de que el responsable era el padre de la propia prometida. En declaraciones de la época, Guillermo afirmó que había actuado impulsado por la ira, señalando: “Me indigné mucho al escuchar aquello que para mí era la sorpresa de la vida. Me ofusqué tanto que contra todas mis costumbres, le injurié de la peor forma…”.

Para Ana Bertha, aquella tragedia marcó el derrumbe de una etapa plena que parecía encaminarse hacia un futuro brillante. Tras el fallecimiento de su prometido, la actriz atravesó un periodo de profunda tristeza que la llevó a alejarse casi por completo del medio artístico. Aunque con el tiempo regresó esporádicamente a la televisión —en producciones como “Muchachita” y su última aparición en “Navidad sin fin” en 2001—, nunca volvió a ocupar el mismo lugar protagónico que había alcanzado antes del suceso.

 

Nacida en 1934 en Tecolotlán, Jalisco, Ana Bertha Lepe fue una figura que representó un momento clave en la cultura mexicana. Su participación en Miss Universo 1953, celebrado en Long Beach, California, la convirtió en una sensación internacional. Gracias a su belleza y carisma, su presencia se volvió habitual en recintos prestigiados como “La Fuente”, un lugar emblemático para las grandes estrellas del momento.

El éxito en el certamen internacional también impulsó su llegada al cine de la época de oro, donde trabajó junto a leyendas como Pedro Infante, Mario Moreno “Cantinflas” y Germán Valdés “Tin Tan”. Su talento, presencia y elegancia la consolidaron como una figura emblemática de su generación.

La historia de Ana Bertha Lepe permanece como un relato que combina éxito, presencia artística y una tragedia que transformó su vida. A pesar de todo, su legado continúa vigente como una de las primeras mexicanas que abrió camino en Miss Universo y como una actriz que logró dejar huella en la época dorada del cine nacional.

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