rianne, la madre de Anna, dejándola en un estado de impotencia, ira y furia. El 6 de marzo de 1981, en el tercer día del juicio, Marianne decidió tomar cartas en el asunto.
De alguna manera, logró introducir un arma en la sala del tribunal, eludiendo los controles de seguridad y a todos los guardias. Poco después de entrar en la sala, sacó la pistola cargada de su bolso, apuntó al asesino de su hija y vació todo el cargador. Siete de las ocho balas dieron en el blanco y Grabowski murió en el acto.
Inmediatamente después del tiroteo, la madre de Anna dejó caer su arma, una Beretta M1934. Entonces, su voz resonó en la sala: «Él mató a mi hija… Quería dispararle en la cara, pero le disparé por la espalda… Espero que esté muerto».
Según dos agentes de policía que se encontraban en el lugar, Marianne también llamó «cerdo» a Grabowski después de abrir fuego. Fue detenida por la policía en la sala del tribunal y acusada inicialmente de asesinato. Durante su juicio en 1982, Marianne afirmó que disparó a Grabowski en estado de ensueño después de visualizar a su hija en el tribunal.
Pero según los expertos que testificaron en el juicio, el acto de Marianne requería una práctica especial con el arma, lo que indicaba que lo había planeado y preparado todo con antelación.
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Marianne también fue examinada por médicos, quienes le pidieron que les diera una muestra de su letra. En respuesta, Marianne escribió: «Lo hice por ti, Anna». La muestra también estaba decorada con siete corazones, lo que muchos interpretaron como un homenaje a cada año de la vida de Anna.
Si era declarada culpable, Marianne se enfrentaba a una pena de cadena perpetua. El acto de tomarse la justicia por su propia mano recibió una enorme atención mediática, no solo en Alemania, sino en todo el mundo. Marianne fue apodada «la madre venganza» y muchos pensaron que debería ser absuelta en el juicio.
La afligida madre, que vengó la muerte de su querida hija, fue ampliamente elogiada y recibió mucho apoyo y comprensión.
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Al principio, los medios de comunicación presentaron a Marianne como una santa. Pero luego los periodistas empezaron a indagar en su pasado. Los periódicos descubrieron que Marianne había dado en adopción a sus dos primeros hijos. El hecho de que pasara mucho tiempo en el bar en el que trabajaba fue solo uno de los detalles que empezaron a empañar la imagen de una madre cariñosa y abnegada.