Afortunadamente, pequeños cambios en la dieta y el estilo de vida pueden marcar una gran diferencia, y los consejos obsoletos están siendo rápidamente reemplazados por recomendaciones basadas en la evidencia. Históricamente, a las personas con enfermedad diverticular se les decía que evitaran alimentos como frutos secos, semillas y palomitas de maíz por temor a que se atascaran en los divertículos y causaran inflamación. Sin embargo, esta idea ahora ha sido desmentida.
La guía actualizada del Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención confirma que no es necesario evitar estos alimentos a menos que un profesional de la salud lo indique específicamente.
Lo que sí ayuda es una dieta rica en fibra. La fibra ablanda las heces y facilita su evacuación, lo que ayuda a reducir la presión en el colon y a prevenir el estreñimiento, uno de los factores de riesgo conocidos para la diverticulitis. Cuando las heces son pequeñas y duras, pueden alojarse en los divertículos, aumentando el riesgo de inflamación o infección.
Además de consumir más fibra, mantenerse bien hidratado y hacer actividad física también favorece una digestión saludable. El agua ayuda a la fibra a realizar su función, mientras que el movimiento regular puede favorecer una función intestinal normal y reducir el riesgo de complicaciones.
Si no puede alcanzar sus objetivos de fibra únicamente a través de los alimentos, su médico o dietista puede recomendarle suplementos de fibra o laxantes suaves.