La nariz lo sabe: desentrañando el enigmático vínculo entre el sentido del olfato y la mortalidad

El envejecimiento es uno de los factores más comunes en la pérdida del olfato. A partir de los 60 años, los receptores olfativos comienzan a disminuir, y después de los 70, la alteración se vuelve más notoria. Esta disminución puede afectar la calidad de vida, ya que influye no solo en el gusto, sino también en la seguridad: oler un gas, humo o alimentos en mal estado puede ser vital.


🔹 Causas más frecuentes de la pérdida del olfato

La anosmia puede tener múltiples causas, que van desde obstrucciones nasales hasta daños neurológicos. Entre las más comunes se encuentran:

  • Traumatismos craneoencefálicos, especialmente en adultos jóvenes. Los golpes fuertes en la cabeza pueden dañar las fibras nerviosas olfativas que conectan la nariz con el cerebro, produciendo una pérdida permanente del olfato.

  • Infecciones virales (como la gripe o el resfriado común), responsables de hasta una cuarta parte de los casos de alteración olfativa.

  • Enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, que deterioran progresivamente los nervios implicados en la percepción olfativa.

  • Tumores o infecciones cercanas a la lámina cribiforme —la delgada estructura ósea que separa la cavidad nasal del cerebro—, capaces de interrumpir la transmisión de señales olfativas.


🔹 Otras causas menos comunes

Continua en la siguiente pagina

Leave a Comment