Las supuestas predicciones de Baba Vanga para 2026 pueden parecer sacadas de una película de terror, pero en el fondo funcionan como un espejo del presente. Hablan de guerras, de un planeta enfermo, de máquinas que nos superan y de la búsqueda de respuestas más allá de nuestro mundo.
Quizá lo importante no sea creer o no en ellas, sino entender el mensaje que encierran: el futuro no está escrito, pero depende de las decisiones que tomamos hoy.
Cada generación tiene sus profetas, sus advertencias y sus oportunidades para cambiar el curso de la historia. Si prestamos atención y actuamos con responsabilidad, las visiones más oscuras pueden quedar solo en eso: en historias que nunca llegarán a cumplirse.