Tanto el limón como la manzana actúan como depurativos naturales. El jugo de limón ayuda a eliminar toxinas del hígado, mientras que la fibra de la manzana favorece la digestión y el tránsito intestinal. Consumirlos juntos, especialmente en ayunas o en forma de jugo, estimula los procesos de desintoxicación del cuerpo de manera suave y efectiva.
Beneficios para la piel y la digestión
Esta combinación también tiene efectos visibles en la piel. Gracias a su contenido de antioxidantes, ayuda a retrasar el envejecimiento y mantener un aspecto luminoso. Además, la pectina presente en la manzana contribuye a regular la digestión, mientras que el ácido cítrico del limón ayuda a equilibrar el pH del estómago, previniendo molestias digestivas.