Sus padres llamaron su nombre entre los árboles mientras equipos de búsqueda y voluntarios llegaban al lugar. Pasaron las horas, el bosque se oscureció y la preocupación creció. Entonces, al amanecer, ocurrió lo inesperado: entre la niebla apareció su hijo, cansado pero ileso.
Al preguntarle cómo había encontrado el camino de regreso, respondió con calma y sencillez:
“Los lobos me mostraron por dónde ir.”
Una conexión misteriosa
Al principio, sonó como imaginación: una historia reconfortante de un niño asustado. Pero más tarde, una cámara de vida silvestre con sensor de movimiento reveló algo extraordinario: dos lobos caminaban cerca del niño, uno delante y otro detrás, guiándolo por un sendero seguro.
Los expertos en fauna quedaron asombrados. Los lobos suelen ser cautelosos con las personas, pero aquí parecían tranquilos y protectores. Los biólogos explicaron que los lobos son animales inteligentes y sociales, capaces de reconocer angustia y responder con conciencia.