Añade los ajos laminados y las guindillas.
Fríe a fuego medio hasta que los ajos estén ligeramente dorados (ojo, no quemados).
Retira del fuego y añade el chorrito de vinagre con cuidado (salta un poco). Esto desglasa el aceite y le da el toque ácido típico.
Si quieres, añade un poco de perejil picado justo al final.
5. Montar el plato
Coloca la lubina en el plato con la carne hacia arriba.
Vierte por encima la salsa caliente con ajos y guindilla.
Sirve inmediatamente, con unas patatas panadera, verduras asadas o ensalada.