A diferencia de los perros, los gatos no regulan su temperatura a través de la boca. Pero en días muy calurosos, pueden jadear o lamerse el pelaje para refrescarse.
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Es como cuando te pones una toalla húmeda en la frente en verano.
Frotarse contra las piernas: afecto e identidad.
Cuando tu gato se frota contra ti, no es solo un saludo. Está dejando su olor en ti a través de sus glándulas de feromonas.
Es un gesto de cariño y también de pertenencia: oficialmente formas parte de su territorio.
Orejas hacia atrás: mejor respetar.
Orejas bajas, mirada esquiva, bigotes pegados a la cara: claras señales de irritación o estrés.
Es la forma educada del gato de decir: «Déjame en paz». Si insistes, podrías acabar arañado.
Pasar un paso antes de saltar: instinto de cazador.
Cuando pisa con firmeza, alternando las patas delanteras antes de saltar, está calculando la distancia.
Pupilas dilatadas, cuerpo tenso, silencio absoluto. Es el ritual del cazador antes de atacar, incluso si la presa es solo una mosca o un trozo de papel arrugado.
⚡ Dato curioso: este balanceo previo al salto proviene de ancestros salvajes, que necesitaban calcular su ataque con precisión milimétrica.
Los gatos se comunican sin palabras.
Nuestros felinos no usan frases, pero se comunican constantemente mediante gestos y posturas.
Entender estas señales es como aprender un nuevo idioma: cuanto más atención prestes, más descubrirás sobre quien comparte el sofá (y tu corazón) contigo.
Preguntas frecuentes
¿Por qué mi gato me araña de repente?
Podría ser por sobreestimulación durante la interacción o una señal de que necesita espacio.
¿Frotarse contra nosotros siempre es una muestra de cariño?
