1. Calentar la leche
En una cacerola, calienta la leche con la rama de canela y la cáscara de limón. Mantén a fuego medio sin que llegue a hervir para que se infusione bien.
2. Batir las yemas
En un bol, bate las yemas con el azúcar hasta que la mezcla se vuelva blanquecina y espumosa.
3. Disolver la maicena
En un vaso con un poco de leche fría, disuelve las dos cucharadas de maicena. Esto ayudará a conseguir una textura cremosa y sin grumos.
4. Mezclar la leche caliente con las yemas
Retira la cáscara de limón y la rama de canela de la leche. Luego, vierte poco a poco la leche caliente sobre la mezcla de yemas y azúcar, batiendo constantemente para evitar que las yemas se cocinen.
5. Cocinar las natillas
Vuelve a poner la mezcla en la cacerola y cocina a fuego medio, removiendo sin parar, hasta que espese (unos 8-10 minutos).
6. Dejar enfriar y servir
Una vez espese, retira del fuego y añade el extracto de vainilla si lo deseas. Deja enfriar a temperatura ambiente y después refrigera durante 2-3 horas antes de servir.
7. Decorar
Sirve las natillas en cuencos individuales y espolvorea un poco de canela en polvo por encima antes de disfrutar.
Consejos para servir y almacenar
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Servir: Puedes acompañarlas con galletas María, bizcochos o frutas frescas.
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Almacenaje: Guárdalas en recipientes herméticos en la nevera hasta por 3 días.
Variantes
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Natillas de chocolate: Añade 2-3 cucharadas de cacao en polvo a la mezcla para un toque diferente.
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Sin canela: Si no eres fan de la canela, omítela y tendrás unas natillas más suaves.
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Más ligeras: Sustituye la leche entera por leche desnatada o vegetal (como avena o almendra).