La memoria no se pierde de un día para otro. Empieza con pequeños olvidos: no recordar dónde dejaste las llaves, quedarte en blanco en medio de una conversación o sentir que ya no retenés los detalles como antes. Muchos creen que esto es un proceso inevitable de la edad, pero la neurociencia demuestra lo contrario. El cerebro puede entrenarse y reactivarse con estímulos muy simples.
Un especialista en neurología asegura que un ejercicio de apenas un minuto diario es capaz de mejorar la claridad mental, reforzar la concentración y ayudar a que los recuerdos fluyan con más facilidad.