- Evita lavarlo:
Coloca el pollo directamente en el recipiente donde lo cocinarás. Esto minimiza las posibilidades de contaminación en la cocina. - Lávate las manos y los utensilios:
Usa agua caliente y jabón para lavarte las manos antes y después de manipular pollo crudo. Limpia cuidadosamente tablas de cortar, cuchillos y superficies con desinfectante. - Separa siempre alimentos crudos de cocidos:
Mantén el pollo crudo alejado de otros ingredientes, especialmente frutas, verduras y alimentos listos para consumir. - Cocina a la temperatura adecuada:
Usa un termómetro para alimentos y asegúrate de que el pollo alcance una temperatura interna mínima de 75 °C (165 °F). - Almacénalo correctamente:
Guarda el pollo crudo en recipientes herméticos en la parte inferior del refrigerador para evitar que los jugos se derramen y contaminen otros alimentos.
Con estas prácticas simples pero efectivas, puedes garantizar que tus comidas sean seguras y saludables para toda la familia. ¿Listo para dejar atrás mitos y adoptar estas recomendaciones? ¡Tu salud te lo agradecerá!