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En un tazón grande, mezcle la harina, la levadura instantánea y la sal.
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Agregue el agua tibia y revuelva hasta formar una masa pegajosa.
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Cubra el recipiente con film transparente y deje reposar la masa a temperatura ambiente durante 12 a 18 horas, hasta que suba y burbujee.
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Precaliente el horno a 230 °C (450 °F). Coloque una olla holandesa (o una olla resistente apta para horno con tapa) dentro mientras se precalienta.
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Retire con cuidado la olla caliente del horno. Espolvoree un poco de harina en el fondo para evitar que se pegue.
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Transfiera la masa a la olla y espolvoree el queso rallado por encima.
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Tape y hornee durante 30 minutos. Luego destape y hornee de 10 a 15 minutos más, hasta que el pan esté dorado y crujiente.
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Retire el pan de la olla y deje enfriar sobre una rejilla antes de cortarlo y servirlo.

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