Primero, pela y pica los dientes de ajo muy finos.
Luego, colócalos en un recipiente y añade el tomillo, el ajo y el jengibre en polvo.
Después, sazona con sal y pimienta, añade el aceite y sazona con sal y pimienta. Deja marinar durante 1 hora o más.
En un bol, añade los ingredientes secos: la harina, ½ cucharadita de sal, el azúcar y la levadura.
A continuación, haz un hueco en el centro y añade 1 taza de agua tibia junto con el ajo picado y macerado.
Inmediatamente, mezcla con una espátula o con las manos, añadiendo gradualmente otra taza de agua hasta formar una masa. La idea es obtener una masa suave, por lo que es importante añadir agua hasta que la masa alcance una consistencia homogénea.
Aunque esté un poco húmeda y pegajosa, la volcamos sobre una superficie de trabajo y la amasamos hasta que esté elástica, suave y lisa. Una vez formada la masa, la colocamos en un bol enharinado, la cubrimos con un paño y la dejamos reposar hasta que doble su tamaño.
Luego, cortamos la masa en 3 bolas y las colocamos en una bandeja de horno, donde las dejamos reposar hasta que vuelvan a levar.
Para terminar, pincelamos la superficie del pan con yema de huevo.
Mientras tanto, precalentamos el horno a 180 °C y horneamos durante unos 20 minutos.
¡Listo para servir y disfrutar, solo o con lo que más te guste!
Consejos y trucos
En cuanto a la levadura, puedes usar levadura en polvo o fresca.
En cuanto a la masa, sabemos que está lista cuando ya no se pega a las manos. También lo notaremos cuando no se rompa ni se agriete al extenderla. Hay que tener especial cuidado con las harinas integrales o de centeno.
Ten en cuenta que el agua une los ingredientes; puedes conseguir una miga más suave en tu pan casero añadiendo leche en lugar de agua (opcional). Una sugerencia sobre la leche más utilizada en recetas de pan es la leche en polvo. Cuanto más hidratado (más líquido) esté el pan, más pegajosa quedará la masa.
Pan de ajo casero
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