2. Haz un hueco en el centro y agrega los huevos, la leche, la mantequilla, la esencia de naranja y el agua de azahar. Mezcla bien todos los ingredientes hasta obtener una masa suave.
3. Amasa la masa en una superficie enharinada durante unos 10 minutos, hasta que esté elástica.
4. Coloca la masa en un tazón engrasado y cúbrelo con un paño húmedo. Deja que repose en un lugar cálido durante aproximadamente 1 a 2 horas, o hasta que duplique su tamaño.
5. Una vez que la masa haya fermentado, divídela en porciones (aproximadamente 4 a 6, dependiendo del tamaño que desees).
6. Forma cada porción en una bola y coloca en una bandeja para hornear engrasada. Con los restos de masa, forma “huesos” (rollos alargados) que colocarás encima de cada bola para dar la forma tradicional.
7. Cubre nuevamente los panes con un paño y deja reposar durante 30 minutos.
8. Precalienta el horno a 180 °C (350 °F).
9. Hornea los panes durante unos 25 a 30 minutos, o hasta que estén dorados. Deja enfriar.
10. En una cacerola pequeña, mezcla el azúcar y el agua. Cocina a fuego medio hasta que el azúcar se disuelva por completo y obtengas un jarabe ligero.
11. Si deseas, puedes añadir ralladura de naranja para darle más sabor.
12. Una vez que los panes se hayan enfriado, pinta la parte superior con el jarabe de azúcar. Si lo prefieres, espolvorea con un poco de azúcar adicional.
13. Deja enfriar completamente antes de servir. ¡Disfruta de tu pan de muerto!
