1. Lava las papas:
Lávalas bajo agua fría para eliminar el exceso de almidón. Esto ayuda a que queden mucho más crujientes al freírlas.
2. Pela (opcional):
Puedes pelarlas si prefieres un acabado más limpio, o dejarles la piel si te gustan con un toque más rústico.
3. Corta las papas:
Haz tiras delgadas y del mismo grosor (entre 0,5 y 1 cm aprox.) para que se cocinen de manera uniforme.
4. Remoja (opcional):
Si tienes tiempo, remójalas en agua fría durante unos 30 minutos. Luego, sécalas muy bien con papel absorbente o un paño limpio.
5. Calienta el aceite:
Llena una olla o sartén profunda con suficiente aceite para cubrir las papas. Calienta a 170–180°C (340–360°F). Usa un termómetro de cocina si puedes.
6. Fríe las papas:
Añade las papas poco a poco, sin sobrecargar la olla. Fríelas durante 3 a 4 minutos, removiendo suavemente hasta que estén doradas y crujientes.
7. Escurre el exceso de aceite:
Retira las papas con una espumadera y colócalas sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
8. Sazona:
Mientras aún están calientes, espolvorea sal al gusto. Puedes añadir otros condimentos como ajo en polvo, pimentón, curry o hierbas secas para darles un toque especial.
9. ¡Listas para servir!
Sírvelas calientes y acompáñalas con tus salsas favoritas: kétchup, mayonesa, alioli, mostaza o salsa de queso.
🍴 Consejo extra
Para unas papas fritas ultracrujientes, fríelas dos veces:
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Primero a 160°C hasta que estén tiernas.
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Sácalas, deja enfriar unos minutos y vuelve a freírlas a 190°C hasta que queden doradas.