1. Dora el pollo:
Calienta el aceite de oliva en una sartén grande o cacerola profunda a fuego medio-alto.
Agrega el pollo, sazona con sal y pimienta, y cocina hasta que esté dorado por todos lados. Retira y reserva.
2. Sofríe los aromáticos:
En la misma sartén, añade el ajo y el jengibre. Cocina por unos 30 segundos hasta que desprendan su aroma.
3. Incorpora los sabores:
Agrega la miel, la salsa de soja, el pimentón ahumado y las hojuelas de chile. Revuelve bien para integrar todos los sabores.
4. Cocina la pasta:
Vuelve a añadir el pollo a la sartén. Agrega la pasta sin cocer, el caldo de pollo y la crema espesa.
Revuelve, lleva a ebullición y luego baja el fuego.
Tapa y cocina a fuego medio-bajo durante 12–15 minutos, hasta que la pasta esté tierna y la salsa espese.
5. Añade el queso:
Espolvorea el queso rallado por encima y deja que se derrita, creando una costra cremosa y ahumada.
También puedes gratinarlo unos minutos en el horno para una textura más dorada.
6. Sirve:
Decora con cebollines picados y sirve caliente.
🍽️ Consejos:
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Puedes usar pechuga de pollo si prefieres una versión más magra.
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El queso gouda ahumado da un sabor espectacular, pero el cheddar fuerte también funciona muy bien.
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Añade un toque de limón o sésamo tostado antes de servir para potenciar el sabor.