Introducción
Algunos sabores marcan épocas y se convierten en parte de nuestra historia personal. Para mí, ese sabor es el pastel que mi madre horneaba en los años 80 y 90. No era sofisticado ni llevaba decoraciones modernas, pero tenía la magia de lo auténtico.
El olor del pastel inundaba la casa, impregnando paredes, ropa y, sobre todo, la memoria. Este artículo revive esa receta casera, explicando cómo prepararla hoy para que nuevas generaciones disfruten de un sabor que nunca pasa de moda.
La magia de la repostería casera en los 80 y 90
En aquella época no existían tantas opciones de repostería industrial, y los pasteles listos no eran comunes en supermercados. Cocinar era un acto de amor, y cada pastel representaba dedicación y el deseo de reunir a la familia alrededor de la mesa.
El pastel de mi madre se convirtió en el favorito de todos. Su textura esponjosa y su sabor equilibrado lo hacían perfecto para desayunos, meriendas y reuniones familiares.
Ingredientes tradicionales
Los ingredientes eran básicos, pero cada uno tenía un papel esencial:
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4 huevos grandes
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200 g de azúcar
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200 g de harina de trigo
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100 g de mantequilla